jueves, 29 de enero de 2009

Tan tien


Tan Tien (literalmente "mar de la energía") es un punto, o mejor dicho un centro energético que tiene un papel central en diversas disciplinas de la tradición oriental relacionadas con el desarrollo externo e interno, en particular las artes marciales, taichichuan, yoga y zazen.



Hay tres centros energéticos fundamentales: Uno ubicado en el entrecejo, es el superior y está relacionado con la transmutación de la energía mental y con la clarividencia.

El centro medio, relacionado con el plexo solar/cardíaco está vinculado con el plano emocional .
Si bien la posición exacta del tan tien inferior o bajo puede variar en cada persona, en general se localiza en una zona central detrás del ombligo y delante del punto entre la segunda y la tercera vértebra lumbar. Se lo puede ubicar generalmente a unos dos o tres centímetros debajo del ombligo.

Si se disecara el cuerpo físico, no se encontraría el Tan Tien. Está en lo que los taoístas llaman el cuerpo etéreo, de manera que la ubicación en el cuerpo físico es aproximada.
Se considera que el Tan Tien inferior es el centro del cuerpo. Es el lugar donde se genera y almacena energía Chi. Los japoneses le llaman ki kai tandem y también Hara, aqui es dondé los samurais se cortaban el vientre, el harakiri.

Se le conoce asimismo como el "campo medicinal" y también "campo de cinabrio", pues tiene el poder sanador de la energía Chi original o energía prenatal (congénita) acumulada allí.


Es un centro de transformación y acumulación de energía.



La energía generada en este centro se usa para ayudar al cuerpo a que funcione normalmente y además potencializa sus capacidades: resistencia a las enfermedades, al frío, aumento de la fuerza y el dinamismo, calma y claridad mental y emocional.


Según la explicación taoísta, el tan tien es el laboratorio principal y el centro fundamental de la alquimia interior.



La importancia del tan tien inferior o centro umbilical proviene de su papel en el crecimiento del embrión.
Después de la concepción el embrión comienza a dividirse inmediatamente y pronto se adhiere a la pared del útero. Crece el cordón umbilical por el que se alimenta el feto. El punto donde el cordón umbilical está unido al bebé es el ombligo. Mientras el feto se encuentra todavía en el útero materno, la energía entra al ombligo por el cordón umbilical. Luego circula por el riñón izquierdo, después por el riñón derecho, desciende hasta el centro sexual y el perineo y sube por la columna hasta la cabeza. Luego desciende por la lengua y regresa al ombligo. Este curso de circulación constituye la Orbita Microcósmica que armoniza la energía Yin y Yang del feto.
El feto se alimenta con la energía umbilical y elimina los desechos por el ombligo. Después del nacimiento, mientras el niño crece, el cuerpo sigue enviando toxinas a la zona umbilical.



El centro umbilical equilibra todas las fuerzas y es el centro de gravedad física. El cuerpo se mueve alrededor de este centro al sentarse, ponerse de pie o practicar en movimiento.



El centro umbilical, tantien bajo o simplemente tantien, transforma las energías del cielo, la tierra y la del plano humano en energía vital beneficiosa y fundamental para el cuerpo.



Los taoístas consideran al ombligo como el lugar donde transformar, almacenar y recibir las energías externas. En esta región no debe haber congestiones ni tensiones para que la energía pueda circular hacia dentro y hacia fuera sin dificultades.


Este es el sitio donde se unen la esencia, la energía y el espíritu. Podría decirse también que es el sitio de unión y transformación de los planos físico, energético y espiritual.


Si hay algún problema con la energía del tantien, como por ejemplo bloqueos, estancamientos o un vacío de energía, es probable que no haya energía suficiente para nutrir correctamente a los órganos y sus sistemas.



Las prácticas como zazen, que es la forma de meditación Zen, el Taichichuan o las artes marciales, hacen incapié en llevar la energía a la región umbilical, que está también relacionada con el cerebro profundo y primitivo, el que nos conecta con la naturaleza original de nuestro ser.



En la tradición budista japonesa, se la relaciona al tantien con la sabiduria y la vitalidad, por eso los Budas, en figuras y estatuas, son siempre panzones...




Se recoge energía mediante las prácticas y ejercicios y se la almacena, apoyada por la respiración abdominal y profunda.



Cuidar y cultivar la energía vital es muy sencillo y agradable, es un camino de auto-conocimiento, de exploración y aprendizaje, que a veces requiere esfuerzo y siempre dedicación, y su práctica es difícil para algunos justamente porqué no pueden dejar ilusiones, malos hábitos, adicciones (físicas y emocionales) o ciertos puntos de vista equivocados, que tiran para un lado menos feliz.



Una cosa es cierta, si no cuidamos el cuerpo físico, sino exploramos y desarrollamos nuestro cuerpo de energía, sino tratamos de aprender y expandir nuestra conciencia, sino realizamos todavía que estamos vivos solo por un breve período de tiempo, entonces es como estar dormidos y soñando, y nuestra existencia tendrá la misma solidez que un sueño, ni mas ni menos.



Asi que, si se eliminan las trabas, obstáculos y estancamientos a este libre fluir del espíritu, de la energía y de la sangre y nos nutrimos con buen alimento, ejercicios y conocimientos y un sentimiento positivo hacia la vida, esto garantizará una buena salud, sabiduría y equilibrio.


Todo lo que se necesita para una vida plena y feliz.

martes, 13 de enero de 2009

muerte celular programada

Apoptosis

En los procesos metabólicos, las células intercambian moléculas con el medio, obteniendo información de este. 
Son señales fisicoquímicas. A estas señales, se las denomina Señales de pervivencia, y son las responsables de mantener a la unidad biológica en un estado óptimo.
En las comunicaciones celulares, estas señales están encaminadas a informar a la población celular cuando el medio es propicio o cuando no lo es.
En la imagen se observa una célula apoptósica en un hígado sano.


Entonces este conjunto de estímulos bioquímicos y eléctricos que una célula organizada recibe en el transcurso de su vida, le permitirán cooperar en la dinámica del organismo al que pertenece.
En el proceso natural de vida de una célula, una de las múltiples causas por las cuales se deteriora son los procesos de metabolización del oxígeno, siendo la mitocondria el orgánulo celular afectado en dicho proceso por ser el responsable del metabolismo celular.
Cuando suceden errores dentro de ese proceso, la mitocondria debe de iniciar el trabajo desde el principio, con la desventaja de que ha de realizarlo dentro del mismo ciclo metabólico. Cuando los errores superan la capacidad de la propia célula para asumir esos fallos, comienza a producir tóxicos, eliminándolos por las vías secretoras.


Ciertas células del sistema inmunitario, los linfocitos B y linfocitos T, son sofisticados agentes de la respuesta defensiva del organismo frente a infecciones así como células propias que hayan adquirido o desarrollado algún tipo de malignidad.


Para llevar a cabo su trabajo, estos glóbulos blancos deben tener la habilidad de discriminar lo propio de lo extraño y lo sano de lo enfermo, gracias a la especialidad de sus receptores. De hecho, los linfocitos T pueden ser activados por fragmentos de proteínas expresadas inapropiadamente (derivadas, por ejemplo, de una mutación maligna) o por antígenos extraños producidos como consecuencia de una infección intracelular.


Después de activarse estos linfocitos tienen la capacidad de migrar, proliferar y reconocer las células afectadas, induciendo una respuesta de muerte celular programada, pues la célula ya no está en linea ni sincronizada con el resto de sus compañeras, siendo un peligro potencial para las vecinas.


Cuando una célula se halla dañada y no tiene posibilidades de ser reparada, cuando ha sido infectada por un virus, o cuando las condiciones del medio no son favorables, se produce la muerte celular programada, denominada "apoptosis".
Este programa genético produce la muerte de la célula de manera controlada.
La "decisión" de iniciar la apoptosis puede provenir de la célula misma, del tejido circundante o de una reacción proveniente del sistema inmune, como ya vimos.


La apoptosis es un fenómeno biológico fundamental, permanente, dinámico e interactivo.


Existen mecanismos a favor y contra la apoptosis que están regulados genéticamente.


Como función necesaria para evitar la sobreproducción celular se sospechaba de su existencia, pero es un proceso ordenado y "silencioso" que no produce reacción inflamatoria por parte de los tejidos y por ello es difícil de captar.
Cuando la capacidad de una célula para realizar la apoptosis se encuentra dañada (por ejemplo, debido a una mutación), o si el inicio de la apoptosis ha sido bloqueado (por un virus), la célula dañada puede continuar dividiéndose sin mayor restricción, resultando en un tumor que puede ser de tipo canceroso si por su naturaleza sale de control.
Las células más viejas cuentan con mitocondrias más dañadas, por lo que la capacidad de aportar energía se ve disminuida, si a eso le agregamos las condiciones del medio, el resultado es evidente: Las más viejas son las que menos se alimentan en un medio pobre o deficiente. A su vez, la ralentización de los ciclos metabólicos descompensa otras funciones celulares, por lo que para mantener la función (y obviamente la vida) la célula es reemplazada y su contenido reciclado.


El cuerpo físico elimina lo que ya no le sirve y se queda con lo que necesita para preservar sus funciones y por supuesto la vida. Lo interesante es que esta capacidad de "autoequilibrio" se extiende también a los planos más sutiles de la existencia, es decir al plano de las emociones y los pensamientos. En este nivel espiritual, cada emoción, cada pensamiento, pueden considerarse como células y por lo tanto ser removidos, reemplazados y reciclados cuando salen de control y provocan sufrimiento y confusión, o sea, cuando ya no son más necesarios. Tenemos esa capacidad. Es cuestión de confiar en nuestro cuerpo, en nuestras células, la naturaleza las dotó de mecanismos sofisticados durante millones de años para poder adaptarnos a los cambios y evolucionar.




La vida y la muerte en términos biológicos son dos aspectos inseparables y complementarios. La muerte y el cambio existen para favorecer la vida y dar paso a lo nuevo, sino...se imaginan?!

miércoles, 7 de enero de 2009

Receta para el éxito


He aquí los ingredientes básicos:

El primero es la Confianza.
Obviamente se refiere a la confianza en si mismo.
Esta es la fuerza interior que nos permite desarrollarnos de forma positiva y relacionarnos con éxito en nuestro entorno.
Para tener éxito en lo que se desea es fundamental confiar en si mismo, en la propia capacidad y en las habilidades innatas (y adquiridas) que cada uno tiene; cualidades que nos permiten aprender y resolver cualquier problema que pueda surgir.
La auto-confianza es una fuerza que cohesiona y que integra. Es un sentimiento que vuelve a las personas más seguras y exitosas.
Lo contrario de la educación convencional y del mensaje mediático, que fragmenta y desintegra a la persona dividiéndola en múltiples ocupaciones y sobretodo “preocupaciones” y llenándola de deseos cada vez más sofisticados y de necesidades superfluas. Lo paradójico es que las tendencias masificadoras, o globalizadoras (para usar terminología actual) vuelven a las personas más individualistas, más dependientes y mucho más inseguras.

En realidad no existe límite para ejercer el poder interno que tenemos, pero para ello necesitamos confiar en nosotros mismos, en esa corriente de vida que nos impulsa a mejorar y aprender. Y no es algo imaginativo, no es una confianza ciega. La vida se preserva a si misma, hace todo para crear las condiciones necesarias para continuar viviendo. Nuestras células, tejidos y órganos, todo nuestro organismo está diseñado para vivir, somos expresión de la vida misma. No hay porque tener miedo. Estamos hechos de material cósmico, de protones y electrones que provienen del mismo origen del universo. Nuestras células están programadas para vivir y curarse, siguen exactamente el comportamiento de la naturaleza. Ellas saben, nunca están perdidas o confundidas, conocen exactamente lo que deben hacer y como hacerlo, tienen mecanismos de protección muy desarrollados (millones de años de evolución) y todo el tiempo establecen una relación armoniosa con el entorno.
Así que si llevamos la mirada a nuestro propio ser veremos que lo que llamamos confianza es en realidad un movimiento de aceptación y respeto por uno mismo, por la vida que se manifiesta en nosotros y por todas las posibilidades que tenemos.
La confianza o la fé en si mismo es como un árbol que crece, penetra y se expande y su madera alimenta al fuego del siguiente ingrediente...

la Iniciativa .
La iniciativa hace la diferencia entre una persona exitosa y un mediocre.
La iniciativa da el poder de la creación, la inquietud y la fuerza interior que nos impulsa a iniciar algo, a inventar, a liderar.
Representa el fuego de la motivación que impulsa la acción.
Inicia siempre algo nuevo en tu mente, siempre pensando positivamente no solo en el beneficio propio, incluye también a los demás.

Los enemigos de la iniciativa son el miedo y la duda, dos estados que debilitan y paralizan.

El tercer ingrediente es la Imaginación Creativa.
Este ingrediente es también muy importante pues se dice que es la llave que abre el ojo de la mente superior y la clarividencia (o visión clara).
La estimulación de la glándula pineal nos permite abrir el ojo de la mente conocido esotéricamente como el tercer ojo, corresponde a un punto de acupuntura (Yintang) y con un centro energético importante (6º chakra), relacionado con la intuición y la percepción extrasensorial.
Se trata de crear una imagen mental, de visualizar con el ojo de la mente el objeto, situación o lo que deseemos. Siempre de manera positiva.

Estas imágenes corresponden a una energía sutil del pensamiento que a medida que se van repitiendo modifican las conexiones a nivel de las sinapsis, esta capacidad del cerebro se llama neuroplasticidad y conformará moldes y patrones que servirán de base para hacer realidad nuestras programaciones mentales.
Cualquiera puede visualizar la imagen que desea de sí mismo: un cuerpo sano y activo, una mente despierta y abierta, felicidad y una vida armoniosa, coraje, aceptación, prosperidad, lo que sea que uno necesite.

Ese sería el principio de la aplicación de la imaginación creativa.
Un individuo que ha sufrido durante toda su vida de enfermedades o de miseria ha conformado inconscientemente en su interior, una imagen de enfermedad y de miseria de sí mismo que lo ha llevado a hacerla realidad. Y una vez instalado el programa este tiende a repetirse y a autoinstalarse, una y otra vez...hasta que el programa sea reemplazado por otro mejor.

La enfermedad y el sufrimiento empiezan como estados de la mente.
Si pensamos en términos de enfermedad estaremos siempre enfermos; nuestro estado mental está ayudando a sentirnos enfermos. Igual que si nos sentimos pobres o desamparados.

Pero si por el contrario nos visualizamos como un ser luminoso e inteligente, teniendo una buena salud y felicidad, estas características se manifestarán en la vida cotidiana. Es así. Parece mágico y misterioso y al mismo tiempo cualquiera puede comprobarlo.
Se realizaron experimentos en los que se hacía competir a dos individuos de características similares en un plan de ejercicios de desarrollo muscular. Se observó que había logrado mejores resultados el atleta que además se había visualizado mentalmente incrementando su masa muscular. Hay muchos ejemplos de este tipo.


"En épocas de necesidad la imaginación es más importante que el conocimiento" A. Einstein


Lo interesante es que esta habilidad la tenemos todos, quizás algunos la expresen más fácilmente, pero es innegable que se puede desarrollar y mejorar, solo demanda algo de disciplina y de lo siguiente...

El cuarto ingrediente es la Voluntad .
Es la fuerza que permite la aplicación de la intención.
Sin voluntad no se llega muy lejos. Un individuo puede imaginarse y desear lo que quiera, pero si no tiene fuerza de voluntad para aplicar las disciplinas necesarias que lo llevarán a ese nivel o a esa situación, entonces solo quedará en la imaginación (y en buenas intenciones) y no moveremos ni una partícula de polvo.
La voluntad es una fuerza interior muy poderosa que disciplina la mente y el cuerpo físico y hace posible que los cambios que hemos visualizado se vuelvan reales.
Es un hecho que la voluntad puede desarrollarse, no hay limitación alguna al respecto.
Voluntad y esfuerzo van de la mano, aclarando que se refiere al tipo de esfuerzo que no deja huellas, visto que la naturaleza hace todo con el mínimo esfuerzo; el inconveniente son los malos hábitos y las debilidades (que deben controlarse).

Es solo cuestión de mentalidad, de energía, de motivación, de confianza y así se cierra el círculo.


Cada ingrediente se funde con el otro dando a la mezcla características particulares asegurando el logro del objetivo deseado.
Utiliza la voluntad para que tu imaginación creativa trabaje eficientemente en tus programaciones mentales cotidianas, visualiza lo que deseas una y otra vez y el programa se instalará de a poco y el resultado será positivo sin duda alguna. Nadie puede tener un cuerpo sano si no tiene la voluntad de cambiar sus malos hábitos (físicos y mentales).

El secreto está en generar una imagen mental lo más vívida posible, es decir, se trata de crear una imagen, visualizarla y experimentarla con la totalidad del ser, de manera que si uno imaginara estar en un bosque puede sentir los sonidos de la naturaleza, el canto de los pájaros, el viento entre las hojas, los olores, las sensaciones, todo.

Es como una obra de arte en la que el artista le va agregando elementos, la va retocando y así se vuelve más completa, más bella y mas real.
Hay que dedicarle un tiempo diario y repetir esta visualización con frecuencia,de manera agradable y calma, respirando naturalmente.

Así funciona.