domingo, 28 de febrero de 2010

Inteligencia y evolución

Un pensamiento es una unidad de energía e información, en términos físicos, podemos decir que es un quantum de energía e información, es decir, es la menor unidad que puede tomar una magnitud de un sistema.

Por ejemplo la menor cantidad de energía que puede transportar la luz es la que proporciona un fotón (no existe el medio fotón).
Otra característica del quantum es que puede tener propiedades tanto de onda como de partícula (dualidad onda-partícula), y en este caso interaccionar con la materia transfiriendo energía (como lo hace la luz en el efecto foto-eléctrico), presentar fenómenos de superposición, imprevisibilidad, insustancialidad, etc.

Y un pensamiento se ajusta a estas características, así que podemos considerarlo también como un fenómeno cuántico.

Cada pensamiento que tenemos es una unidad de información y de energía. Si uno quiere levantar un brazo necesita energía para moverlo e información para hacerlo de manera correcta, y no levantar el pié por ejemplo.

La cantidad de energía y el tipo de información que contenga ese pensamiento depende de varios factores, como el nivel de energía vital (relacionada con la herencia genética, los hábitos de vida, la alimentación y la respiración), la educación, el entrenamiento, etc. Pero esto lo veremos luego con más detalles.
Los fenómenos cuánticos dan lugar a todas las manifestaciones del universo, incluido nuestro cuerpo.

Los pensamientos en tanto que fenómenos cuánticos se transforman en fenómenos de espacio-tiempo que denominamos materia, como el cuerpo físico. Y esta no es una especulación oriental. Hace ya varias décadas que se sabe que un pensamiento o una emoción, pueden transformarse en fenómenos bioquímicos. Un ejemplo de esto son los neurotransmisores, que son el modo bioquímico que tienen las neuronas para comunicarse entre sí.
Algunos de estos, que fueron llamados neuropéptidos, tienen receptores en la membrana de las células nerviosas (neuronas).

Lo interesante es que se han descubierto receptores para estos “mensajeros” en todas las células del cuerpo.

Se descubrió, por ejemplo, que las células del sistema inmunitario, como los linfocitos, tienen receptores en su superficie para los neuropéptidos producidos en el cerebro por la actividad mental, las emociones o los sentimientos.
Según el tipo de pensamiento o sentimiento que tengamos se sintetizaran diferentes tipos de neuropéptido que activaran o inhibirán a la célula.
De manera que el “dialogo interno” es escuchado todo el tiempo por nuestras células inmunológicas.

También cuando tenemos un sentimiento en las “tripas”, no es algo metafórico, es un hecho científico.

Los intestinos sintetizan los mismos péptidos que el cerebro cuando piensa, es el caso del péptido intestinal vasoactivo.

Creo que uno debería fiarse más del pensamiento visceral, instintivo, conectado además con nuestro cerebro arcaico, prehistórico. Las “tripas”, no evolucionaron durante millones de años dudando de sus pensamientos.
Lo que se dice: “escuchar al cuerpo”

Recuerdo una imagen del Tsunami en las costas del sur de Asia, que me impactó mucho. Se veían enormes grupos de aves que volaban en dirección opuesta al mar, obviamente huyendo del fenómeno, y contrariamente, grupos de turistas que se acercaban a la costa para ver el espectáculo del mar que se retiraba. Un ejemplo de desconexión que se paga caro.
Experimentamos la información y la energía todo el tiempo.

Somos el resultado de la experiencia de la conciencia.

Nuestro cuerpo físico es la experiencia objetiva, palpable.
Nuestros pensamientos son la experiencia subjetiva, insustancial.

Pero los dos son inseparables, no son diferentes.

De hecho, la forma en que comprendamos esta relación: sujeto y objeto, será la forma en que podamos penetrar en nuestra auténtica naturaleza. Sin disfraces, ni límites de condicionamientos, sin falsas creencias ni tabúes, y percibir una realidad más amplia y profunda.

Entonces, con nuestra mente y los pensamientos hacemos la experiencia subjetiva de la energía y la información y con nuestros cuerpos, nuestras células, experimentamos la energía y la información objetivamente, mediante los receptores y órganos sensoriales..

Pero lo subjetivo y lo objetivo son diferentes etiquetas que designan lo mismo: la experiencia de la conciencia, y comprender esto con la totalidad del ser es vital para nuestra supervivencia y evolución, no solo en el plano individual sino como especie.

La explicación darwiniana de la supervivencia del más apto -o del más fuerte-, ya no se aplica con éxito a los seres humanos, que nos convertimos en los principales depredadores del planeta, y como se sabe, la historia de los depredadores termina siempre en extinción.

Ahora debemos hablar de la supervivencia del más inteligente, ya que como está demostrado, nuestros cuerpos físicos ya no evolucionan más, y en ciertos aspectos involuciona (menor vello, menor masa muscular, menor resistencia a las enfermedades, etc.).

La evolución del ser humano es la evolución de la conciencia.

Por esto es fundamental aprender a conocer la naturaleza de la materia, de los pensamientos, de la conciencia y la relación que existe entre ellos, si es que están separados.
Aprender a conocer y a experimentar ese flujo inagotable de energía e información que nos rodea y nos crea a cada instante.
Esto significa transformar al depredador en creador, el animal que se convierte en dios, el ser humano que amplía su visión y comprensión de la naturaleza y de si mismo en unidad con todo.

El sujeto y el objeto se vuelven uno.

Es la evolución de la inteligencia

viernes, 26 de febrero de 2010

El camino del equilibrio


Cuando se habla de materialismo o espiritualidad, se corre el riesgo de caer en extremos o dualidades engañosas e ilusorias.

Volverse “espiritual” y rechazar la materia es tan ilusorio como creer que la realidad es material y sólida sin considerar a la conciencia, es decir, el nivel invisible y mas sutil.

Dicho de otro modo: es no ver la esencia espiritual en la materia y no comprender la utilidad material de la conciencia en el mundo físico, que la materia es la materialización de la conciencia.

Materia, energía y conciencia son tres aspectos de una sola realidad, surgidas del vacío creador, el océano de potencialidad infinita, la verdadera esencia.
Buda enseñaba “la vía del medio”. Un equilibrio dinámico, fluido y normal entre todos nuestros niveles existenciales.
Esto significa que para resolver las cuestiones fundamentales de nuestra vida, no se puede caer en extremos. Pero no es solo algo que concierne a la supervivencia o a la adaptación a una realidad. Para poder evolucionar y experimentar niveles superiores de conciencia, hay que estar sanos, o sea, en la condición normal de equilibrio cuerpo-mente y esto concierne también al nivel más básico, el físico o material.

Debemos ver el espíritu en la materia y a la materia en el espíritu.

El mundo material, el plano físico de la existencia, es el soporte del mundo espiritual, el vehículo, la encarnación. Por medio de la materia se puede expresar o manifestar el espíritu. Aquí reside el sentido del mundo físico, permitir al espíritu que tome forma y se exprese, observe, experimente.
En este sentido la ciencia puede aportar nuevos conocimientos que ayuden a conocernos más. Pero no hay que confundirse, la ciencia que no toma en cuenta el lado espiritual de la realidad, va a ser siempre limitada. Sus “avances” reducidos a logros en el campo de la tecnología, pero cada vez más alejada del ser humano.

El otro extremo lo representan las religiones que hablan de un Dios o de un espíritu separado del ser humano. Que crea, observa, premia, culpa y castiga a las personas que siguen o no una serie de reglas creadas casualmente por otros seres humanos, que se constituyen en intermediarios entre el espíritu y el hombre. Pura superstición e ignorancia, y como se comprueba en la actualidad, este modelo está muy lejos del verdadero espíritu.

Para conocernos verdaderamente, experimentar la autentica naturaleza y esencia de nuestro ser, hay que abandonar las viejas supersticiones y creencias y encontrar una nueva manera de vernos y de crear la realidad que nos rodea.

Ya vimos que fuimos educados y condicionados en un modelo materialista de la existencia. Lo que ha llevado a científicos y religiosos a tener inevitablemente este tipo de interpretación.

Lo curioso es que incluso la tecnología se basa en una premisa científica fundamental y es que la esencia del mundo material es no-material.

Por este principio son posibles, por ejemplo las comunicaciones (cada vez más sofisticadas), la TV o incluso el diagnóstico por imágenes.

La ciencia ya desde hace mucho ha atravesado la cáscara de la materia y penetrado en el ilimitado mundo de la energía y la información.

La física cuántica lo describe con claridad.

Nos muestra lo que somos en esencia: energía e información. Átomos y elementos que se reciclan sin cesar, en una danza que refleja la potencialidad pura del universo.

El cuerpo humano es un río de energía e información que se está renovando en cada momento de la existencia. No somos los mismos de ayer, ni de mañana. Y esta es una realidad científica. El cuerpo se renueva y transforma con más facilidad y naturalidad que la que necesitamos para cambiarnos de ropa.

Y si no, veamos estos datos: En cada inspiración absorbemos algunos billones de átomos del universo, que irán a formar parte de tejidos, órganos y sustancias producidas por el organismo.

Al exhalar eliminamos la misma cantidad de átomos que formaban parte de nuestro cuerpo y ahora vuelven al universo para ser absorbidos por una planta, un perro u otro ser humano, por lo que compartimos nuestras células y órganos con los demás todo el tiempo.

Como lo comprobamos, nuestro cuerpo está formado por elementos que hasta hace un rato quizás formaban parte de un gusano australiano, un ave del Amazona, un árbol africano o un indio yaqui.

Siguiendo con las investigaciones, los científicos han calculado que cada 3 semanas mil billones de átomos, que son 10 elevado a la 15 (10 seguido de 15 ceros), han circulado por nuestro cuerpo, que a su vez han circulado por las especies de todo el planeta.

Las partículas constituyentes de los átomos: los protones, neutrones y electrones son casi tan antiguos como el Big Bang, cerca de 14 mil millones de años.
En este sentido, la información científica ayuda a formarnos una idea diferente de lo que pasa en realidad en nuestro cuerpo. Amplia nuestros conocimientos.

Sin embargo seguimos, como individuos y como sociedad, apegados al viejo modelo que considera al cuerpo físico de carne y hueso, sujeto a leyes físicas inmutables, y al espíritu como una entidad o un dios en el cielo, separado de nosotros, que nos mira y juzga todo el tiempo.

¿Nuestros cuerpos?

Muchas tradiciones espirituales ya en la antigüedad hablaban del cuerpo físico como “cuerpo de ilusión”, enseñaban sobre el vacío creador y lo insustancial de la materia. Hoy en día la ciencia tiene el mismo lenguaje.

Si le pedimos a un físico que nos explique, desde el punto de vista de la mecánica cuántica, la verdadera naturaleza del cuerpo físico, dirá que no es físico, que el cuerpo está formado por átomos que a su vez están formados por partículas subatómicas que se mueven a gran velocidad en espacios enormes, y estas partículas, para llamarlas de algún modo, no son entes reales, son fluctuaciones de energía e información en un enorme espacio vacío. Si consideramos las teorías modernas podemos decir que estas “partículas” son el resultado de la vibración de minúsculas cuerdas, que son en sí mismas energía e información.

Desde el punto de vista de la física cuántica, el cuerpo humano está tan vacío como el espacio intergaláctico. Si pudiéramos verlo como es en esencia veríamos algunos puntos o nubes de electrones diseminados en un gran espacio vacío con algunas descargas eléctricas aleatorias. Más del 99% está vacío y ese escaso 0,5% que creemos sólido, también es vacío.
O sea, estamos hechos de nada.

Pero, ¿Qué es este vacío? ¿Que tan vacío está?

Esa vacuidad no es otra cosa que el océano infinito de pura potencialidad, de donde surge todo lo que existe en el universo: galaxias, estrellas, nebulosas, un árbol o un ser humano.

¿Y los pensamientos? ¿Nos preguntamos alguna vez de donde vienen los pensamientos? ¿Qué es en esencia un pensamiento? ¿y si la naturaleza actuara de la misma forma para crear una galaxia que para crear un árbol, un ser humano o un pensamiento?. Después de todo, comparten el mismo origen, la misma esencia.

El verdadero poder lo encontramos en el interior de uno mismo, en la propia esencia universal que nos crea y modela todo el tiempo. Si nos consideramos asi, con el poder de los pensamientos podremos ir más allá de los límites y contradicciones de la vida material y crear la realidad deseada.

Si seguimos la manera convencional, la visión material de la vida, quedaremos atrapados en el cuerpo físico, debilitándonos, prisioneros del peso y la densidad de la materia, generando pensamientos incapaces de mover siquiera una partícula de polvo. Gastando los tesoros de nuestra herencia natural en objetos y acontecimientos sin importancia.
Es para reflexionar.

La vía del medio es el camino del equilibrio.

Nuestro ser contiene todas las respuestas.
Solo hay que dejarlo ser.

martes, 23 de febrero de 2010

La ilusión del materialismo


Una experiencia imaginada puede generar un flujo de sustancias químicas en el organismo que reproduce la experiencia real. ¿Por qué?: El cerebro no diferencia entre lo que imagina y lo que percibe.

Si imaginas que estas recostado en la playa, escuchas el ruido de las olas, el aroma salado del mar, la brisa fresca y un cielo azul hermoso, comenzarán a segregarse neurotransmisores y hormonas los cuales desencadenaran una serie de impulsos nerviosos que harán que se modifiquen las ondas cerebrales, que disminuya la frecuencia cardíaca y respiratoria y baje la tensión arterial, los músculos se relajarán y muy probablemente gracias al aumento de serotonina en el cerebro, te duermas.


Pero si imaginas que te persigue un toro y que está por alcanzarte, la situación cambia. Se experimenta agitación, taquicardia, hiperventilación, etc. Todo gracias al aumento en sangre de algunas sustancias como la adrenalina y el cortisol.

Este es el mismo mecanismo de acción que encontramos en el estrés. El cerebro trabaja y produce sustancias todo el tiempo como si estuviera huyendo o luchando, pero sin lucha ni huida.

También se puede hacer la prueba de recordar (o imaginar) una experiencia traumática y comprobar el impacto que en el cuerpo físico esta genera.

Y aquí llegamos a una cuestión importante, ¿Qué es entonces esto que llamamos “realidad cotidiana”?

El conocimiento que tenemos de la “realidad cotidiana” es el resultado de la interpretación que hace nuestro cerebro de la experiencia sensorial. Así es como experimentamos el mundo, a través de los sentidos.

Estamos condicionados para creer que lo que vemos, oímos, tocamos, olemos y saboreamos, es real, es decir tiene una sustancia propia e inherente. Y lo que no, bueno, entonces no existe en realidad o es imaginación. Como se dice vulgarmente: “ver para creer”.

Sin embargo cualquier objeto o cuerpo físico que podamos tocar y nos parezca sólido, es de hecho, una ilusión. No tiene nada que sea propio y además, como ya hemos comprobado, su existencia depende del observador. Y el observador a su vez depende de sus instrumentos de observación y de medición, que en este caso son los órganos de los sentidos y el sistema nervioso, y la forma en que hemos aprendido a utilizarlos y según el estado en que se encuentren, nos proporcionarán cierta información que interpretamos como “realidad”.

Creemos que esa imagen de la realidad es real. Pero hay una diferencia entre nuestra percepción de la realidad y la realidad. Y hay una cantidad enorme de experimentos que lo demuestran. Y esto es válido para todos los seres vivos. Una abeja no percibe la flor igual que un ser humano. Incluso entre los humanos, la percepción de la misma flor es diferente.

Entonces, ¿Cómo es el mundo en realidad?
La respuesta está en el observador, en la manera de percibir, de interpretar, en la forma y en el momento en que lo hace, y también por la clase de preguntas que se haga en el momento de hacer la observación.

La realidad es una respuesta del observador.

La imagen que tenemos del mundo depende de como aprendimos a verlo, a percibirlo. Es el resultado de un condicionamiento.

Como hasta ahora ha prevalecido el modelo “materialista”, nuestra forma de percibirlo es física. Somos cuerpos físicos, en un mundo físico, sólido, palpable e inmutable.

Nos enseñaron desde niños a confiar en nuestros sentidos y a crear la realidad a partir de ellos, cuando hasta el sentido común nos indica que los sentidos son lo menos fiable.

Nuestros sentidos nos dicen que la Tierra es plana y esta quieta, sin embargo sabemos que estamos parados sobre una bola que gira y se desplaza a una velocidad vertiginosa por el espacio.

Nuestros sentidos nos informan que las hojas del árbol son verdes, cuando en realidad este es el color de todo el espectro visible que justamente el árbol rechaza y no absorbe, por eso lo vemos.

Los sentidos nos dicen que las cosas tienen un sabor, un color, un olor, una textura y tendemos a pensar que esta es su naturaleza intrínseca, cuando en realidad es la naturaleza intrínseca del observador.

Entonces si queremos evolucionar y cambiar la percepción de la realidad y de nosotros mismos, debemos deshacernos de la vieja y supersticiosa forma de interpretación basada en el modelo materialista.
Y esto es algo que va muy profundo, por ejemplo, se supone que un médico va a tratar a personas vivas y por consiguiente deberá aprender el significado de la vida y de la salud, sin embargo con lo primero que uno se topa en la facultad de medicina es con un cadáver.

Es así como se concibe de entrada al cuerpo humano, como una estructura anatómica rígida con sistemas y aparatos objetivos, es decir concretos, conocidos a partir de cortes y disecciones, y la conciencia y todo lo que sea no-físico (ni palpable), es considerado como un expresión de este cuerpo físico.

Este es el modelo que prevalece todavía en la actualidad.

La ciencia basada en el modelo materialista intenta descubrir los mecanismos de la enfermedad con la esperanza de encontrar la cura por este camino, experimentando, gastando dinero, recursos y salud, con el objetivo de neutralizar los efectos de la enfermedad.

Sin embargo esto no ha funcionado. Ya que este método no descubre el origen de la enfermedad, solo sus mecanismos y efectos. Además las condiciones que llevan a la enfermedad no son las mismas que llevan a la salud.

La ciencia define a la salud como:”la ausencia de enfermedad”, es decir, sino tiene nada que se pueda comprobar, entonces no está enfermo. Esto es un ejemplo de visión materialista y limitada.
La salud no es la mera ausencia de enfermedad, sino que es un estado de equilibrio, de armonía, de vitalidad, de felicidad, de creatividad; es decir, un estado a partir del cual se puede acceder a los niveles superiores de la conciencia.

Y aunque la medicina moderna es eficaz en el tratamiento de muchos trastornos agudos y en varios aspectos ha habido avances: en la cirugía, genética, diagnóstico por imágenes, etc. No se puede decir que hoy en día haya menos enfermedades que antes, más bien lo contrario.

Como vimos en el post anterior, muchas personas viven aparentemente más, pero llenos de medicamentos durante buena parte de sus vidas.
Hay antibióticos cada vez más potentes y aparentemente eficaces y al mismo tiempo las bacterias desarrollan una resistencia cada vez mayor a estos, y el número de infecciones hospitalarias o por la intervención médica, lo que se llama iatrogenia, aumenta cada vez…incluso muchos mueren por esta causa…y la guerra al germen continua!.

Pasa lo mismo con el cáncer, actualmente hay mas gente investigando y experimentando para descubrir una cura, que personas enfermas. A pesar de esto la incidencia de cáncer aumentó considerablemente en los últimos 20 ó 30 años. Y esto es estadístico. Podría decirse que “hay mas gente que vive del cáncer que gente que muere debido a él”.

La causa número uno de drogadicción en el mundo no son las drogas ilegales vendidas por traficantes sino los fármacos prescriptos por médicos y que se compran en las farmacias.

Según estudios realizados se ha calculado que aproximadamente el 50% de la población de USA, Canadá y Gran Bretaña toman un medicamento recetado cada 24 hs., no tengo las cifras de Argentina, México o Brasil, pero creo que en las grandes ciudades debe ser similar.

Así que algo no funciona en este modelo materialista, que nos hace creer que el mejor diagnóstico se logra por medio de aparatos sofisticados y análisis costosísimos y la cura está en una milagrosa pastilla de última generación.

Si queremos comprender el significado de la salud, debemos comprender el significado de la vida, en todas sus manifestaciones. Hacernos preguntas profundas, ahondar en nuestra naturaleza, comprender la inteligencia de nuestras células, percibir la vida que nos rodea y atraviesa, sentir la corriente cósmica de la impermanencia y lo insustancial de la realidad.
¿Cuál es el significado de mi existencia? ¿Quién soy en realidad? ¿Cómo puedo conocerme mejor?
Obviamente para responder a estas preguntas necesitamos cambiar la forma de interpretar el mundo. Cambiar la manera de percibir la realidad, de percibir nuestro cuerpo, nuestras emociones. Aprender a pensar y a darle un sentido a nuestras acciones.

Poder crear una realidad más allá de los sentidos.
La evolución del ser humano es una evolución de la conciencia.

El fin de la ilusión del materialismo.

domingo, 21 de febrero de 2010

¿Porque envejecemos?



Desde el momento en que somos concebidos, se pone en marcha el reloj biológico que va a determinar la duración de nuestra vida.
Nuestras células están programadas para envejecer y morir, esto es un hecho. Pero, ¿hay algo que podamos hacer para ralentizar este proceso? ¿Podemos influir en la manera de envejecer?

La medicina moderna, con su visión principalmente materialista, busca la causa y la cura para la vejez en los procesos genéticos y bioquímicos que ocurren a nivel celular, y fabricar en consecuencia medicamentos que neutralicen estos efectos (vitaminas, antioxidantes, celuloterapia, etc.), pero, ¿son realmente eficaces?.

Hay muchos factores que intervienen en la calidad y duración de una vida.
Los científicos investigan los genes y el funcionamiento de la célula en este proceso.
Los cromosomas se encuentran en el núcleo de la célula que flota en un mar de citoplasma junto con otros orgánulos encargados de mantener el balance y la función celular, todos ellos rodeados por una membrana en la superficie a través de la cual las células envían y reciben información de otras células.

Durante la división celular, los cromosomas se condensan, se dividen en dos y el núcleo desaparece para dar paso a la migración de los cromosomas hacia dos nuevas células casi idénticas a la célula madre. Son”casi” idénticas ya que la nueva célula tiene una pequeña pero significativa diferencia con su madre: sus cromosomas son mas cortos.

Normalmente los cromosomas tienen un estrechamiento de ADN en cada uno de sus extremos conocidos como telómeros. Estas estructuras no llevan información genética pero ejercen su función como una especie de “reloj” cuya integridad conserva la capacidad celular para dividirse. Entre más divisiones celulares, los telómeros son más cortos llegando un momento en que la célula pierde su capacidad de división.
Si el telómero se mantuviera estable a pesar de las divisiones celulares múltiples la célula sería “inmortal”, como ocurre en las células cancerosas. Los científicos que trabajan en este campo postulan que el envejecimiento tiene su lado bueno ya que el acortamiento de los telómeros crearía una protección contra la “malignización”de las células.

Los telómeros son reparados por una enzima conocida como telomerasa. Las telomerasas son activas durante el periodo embrionario para inactivarse en la célula adulta. En casos de células cancerosas o en estudios in vitro de inducción de telomerasas las células se vuelven inmortales lo que quiere decir que no tienen un límite en sus divisiones celulares.

La mitocondria es la responsable de la respiración celular.
En el proceso de respiración celular se producen partículas conocidas como radicales libres; en condiciones normales tanto la célula como la mitocondria son capaces de neutralizar estas sustancias utilizando diferentes mecanismos de regulación enzimática .
Si a pesar de los controles algún daño ocurre, la célula tiene mecanismos de reparación dependiendo de la estructura afectada, generalmente los radicales libres afectan ácidos nucleicos, como el ADN y otras sustancias las cuales son reparadas por la célula, solo en casos extremos las estructuras que no pueden ser reparadas son destruidas.
Cuando la célula envejece, la mitocondria produce una mayor cantidad de radicales libres y los mecanismos de regulación son deficientes, los daños son más marcados y la reparación celular se hace más difícil. De nuevo, los más afectados son los encargados de transmitir la información genética de la célula (como el ADN), o las estructuras reguladoras de la fisiología celular.
En este proceso llamado ”oxidación celular”” la consecuencia final será que la célula envejece y en algunos casos muere.

La muerte celular puede ocurrir de dos maneras, por necrosis o de forma programada o “apoptosis” (consultar el post del 13/ene/09).
El término apoptosis viene del Griego y significa “caída de las hojas”, al activarse diferentes mecanismos intra y extra celulares, las células inician un proceso nuclear de fragmentación para luego englobar los orgánulos citoplasmáticos, la célula apoptótica es entonces fagocitada por los macrófagos.
La apoptosis es un proceso fisiológico y ocurre en todos los tejidos del cuerpo. Es una manera de mantener la forma y la función de los órganos así como de eliminar células defectuosas o malignas.
También en esta lista de causales podemos incluir los hábitos de vida; alimentación, estrés, exceso de trabajo, adicciones, tabaquismo, falta de ejercicios, etc.
Es evidente que la forma de vida condiciona la calidad de vida.

Sin embargo, como ya lo venimos observando, la explicación científica en lo que se refiere a la salud y la felicidad y en este caso a la longevidad, siempre es limitada ya que no toma en cuenta los pensamientos y las emociones. La conciencia no entra en la ecuación. Y algo que es notable: la edad biológica no concuerda siempre con la edad cronológica.


En la actualidad, aparentemente aumenta la expectativa de vida, las cifras indican que ahora se vive "más" que antes, sin embargo, hoy en dia encontramos jovenes de 40 años ya "quemados" y padeciendo trastornos de personas de 60 ó 70 años (hipertensión, reumatismos, impotencia, envejecimiento precoz, etc.). También se ven personas de más de 70 u 80 años cuyos organismos se encuentran muy bien conservados y cuya edad biológica (de acuerdo a distintos marcadores como presión arterial, flexibilidad y tono muscular, hemograma, capacidad intelectual, libido, etc) es de 40 años o menos.

La visión de las antiguas tradiciones orientales como la medicina china o la ayurveda consideran al ser humano como un producto de las fuerzas del cielo y de la tierra. Un agregado de elementos que cuando se encuentran en armonía reflejan salud y felicidad. El taoísmo en China influyó de manera determinante en el pensamiento y en la cultura y por ende en la medicina.
He aquí una explicación de su comprensión de la naturaleza humana.

Todos los humanos nacemos en este mundo dotados con lo que podemos llamar “los tres tesoros”, gracias a ellos podemos existir, funcionar, sentir y pensar.
Estos tesoros componen nuestra herencia natural, y el grado con el cual los protejamos y preservemos determinará el estado de nuestra salud y la duración de nuestras vidas.

Aquellos que malgastan y abusan de estos tesoros son pobres en salud y felicidad y sus vidas se acortan, mientras que aquellos que los cultivan y conservan disfrutan de la riqueza de la salud y la longevidad.

La tradición Taoísta de China contiene el registro de investigación y experiencias más antiguo del mundo, abarcando un período más de 3.000 años. Desde tiempos ancestrales, la salud y la longevidad tuvieron un lugar preponderante entre los principales campos de interés estudiados por los adeptos al Taoísmo, quienes ven el organismo humano como un microcosmos, reflejo del propio universo, que posee sus propios ‘cielo’ y ‘tierra’ internos, sus propios ‘climas’ y ‘estaciones’, sus propias transformaciones cíclicas e intercambio natural de energías universales.
En la visión Taoísta, los Tres Tesoros de los cuales depende la vida son la esencia (jing), la energía (chi), y el espíritu (shen).
La Esencia se refiera al cuerpo físico, incluyendo todos los materiales básicos que lo constituyen, incluso los fluidos tales como hormonas, enzimas, neurotransmisores, humores y líquidos.
La Energía es la fuerza primordial de la vida la cual gracias a su impulso y estímulo recarga cada célula y tejido del cuerpo, dando vida y activando sus funciones. La energía mueve, calienta y protege.
El Espíritu, es la conciencia, la percepción clara y subjetiva y abarca todos los aspectos de la mente incluyendo el inconciente, el conocimiento, pensamientos, sentimientos, voluntad e intuición.
Estos tres tesoros se presentan por separado para su comprensión pero en realidad son uno. Se intertransforman permanentemente, y esta es una verdad confirmada por la ciencia: E=MC2 (equivalencia entre masa y energía). Y como ya lo demuestra la física cuántica el efecto de la conciencia (el observador) en la materia o de los pensamientos en el funcionamiento e integridad de la célula es innegable.

Cada uno de los Tres Tesoros tiene dos aspectos fundamentales, conocidos en la terminología taoísta como “prenatal” y “postnatal” o “del cielo anterior“ y “del cielo posterior”.
El aspecto prenatal son las cualidades puras que preceden al nacimiento e implantadas en el embrión fertilizado en el momento de la concepción, podemos incluir aquí los factores genéticos, la herencia, etc.
Los aspectos postnatales son las manifestaciones temporales las cuales se desarrollan después del nacimiento, comenzando en el momento en el que se corta el cordón umbilical y el niño obtiene el primer aliento de aire.
A nivel prenatal, luego de la fertilización, los Tres Tesoros son una unidad indiferenciada e indivisible, y se separan después a medida que el embrión se va formando y sus células especializando y luego del nacimiento toman sus respectivos aspectos temporales, por eso se vuelven vulnerables de agotamiento y decadencia.

Uno de los propósitos primarios de la alquimia Taoísta es restaurar la unidad primordial y la pureza primordial de la esencia, la energía y el espíritu con el fin de prevenir la enfermedad y la degeneración del organismo humano, retardando el proceso de envejecimiento y prolongando la vida.
Se trata simplemente de aprender como emplear la mente para controlar la energía y por ende regular las transformaciones bioquímicas esenciales y el funcionamiento de los órganos vitales del cuerpo. La mayoría de las personas permiten pasivamente que los estímulos del entorno tanto emocionales como físicos gobiernen su esencia y su energía.

Consiste entonces en utilizar activamente la mente para controlar y dirigir la energía, así la energía pasa a controlar la esencia.

El pensamiento mueve la energía y esta mueve y organiza a la esencia (al cuerpo físico).

Dicho de otro modo, la mente dirige a la energía y esta conduce a la materia (sangre, células, etc.).

Como vemos el origen se encuentra en el espíritu, luego aparece la materia. Y como vimos en post anteriores, el poder del pensamiento positivo es "ilimitado".

Con práctica y reflexión seremos capaces de acceder a todo el potencial creativo de nuestra mente, podemos aprender como aplicar “el pensamiento sobre la materia” con el objeto de mantener la salud y logra la longevidad de nuestros cuerpos.
Esta verdadera alquimia interior revierte el constante proceso de debilitamiento y agotamiento de la esencia, y de la vitalidad ocasionado por la vida ordinaria en el mundo material (malos hábitos, stress, desequilibrios emocionales, etc.) y lo transforma en un proceso expansivo que preserva los Tres Tesoros y prolonga la vida.

Este es algo que todos podemos aprender y practicar, pero requiere una familiarización con los principios básicos de la naturaleza que gobiernan la vida humana y su entorno. Es una cuestión de voluntad y de disciplina para volverse maestro de su propia energía, de su propio cuerpo, y de sus pensamientos y por supuesto, convertirse en responsable de su propia vida.

Una verdadera reeducación. Un cambio de visión. Es el observador que se sitúa en un lugar más elevado, más universal. La condición normal y equilibrada del ser humano
Parece difícil pero es simplemente una cuestión de método.

La práctica de zazen, tiene un impacto muy profundo en la conciencia y en la fisiología y su influencia es muy grande. También son eficaces las disciplinas como el chi Kung, el tai chi y el yoga. La prueba está en que las personas que practican regularmente y de forma correcta cualquiera de estos métodos, no solo curan sus dolencias sino que mejoran la calidad de sus vidas y de su entorno.
Asi que a moverse, a respirar, a seguir aprendiendo y a disfrutar de cada momento. Y no olvidar el viejo proverbio: "una manzana por dia mantiene al médico alejado"!
Continuará…

jueves, 18 de febrero de 2010

Nuestro cuerpo inteligente


El cuerpo humano ha evolucionado a lo largo de millones de años desarrollando una inteligencia extraordinaria.

No solamente evolucionó individualmente, lo ha hecho en armonía y equilibrio con el entorno. Un ejemplo lo constituye el mundo vegetal, las plantas y los humanos evolucionamos en forma paralela (no podría ser de otra forma).

Actualmente muchas personas en distintas áreas de la ciencia hablan de la Biosfera, que considera a la Tierra como un organismo vivo; obviamente, si está vivo tiene conciencia y respira.
Volviendo al cuerpo humano, esta inteligencia refleja la sabiduría del universo.

Cada célula contiene la información resultante de la evolución misma del universo. Por eso su vibración y su funcionamiento no están separados de los ciclos, los cambios y de la conciencia misma de la naturaleza.

La ciencia, y la medicina moderna, como expresión del pensamiento científico, siguiendo el método y la concepción experimental y “objetiva”. podriamos decir: material, ha separado para su mejor estudio y clasificación, a las especies entre sí, a los seres humanos de su entorno, aisló sus células, sus órganos, los repartió en especialidades y la conciencia, como no puede ser seccionada ni observada en un microscopio o fotografiada en un tomógrafo, fue descartada.

De esta manera se desarrollaron especialidades, y especialistas, que solo contemplan una parte (aislada) de ese “todo” viviente y conciente que se encuentra interconectado con todo lo demás. Así por ejemplo surgió la farmacología química, que a su vez dio nacimiento a farmacias, laboratorios y empresas que producen y comercializan lo que la naturaleza realiza desde hace millones de años.
Nuestro cuerpo es una farmacia natural asombrosa, un laboratorio que trabaja sin descanso y desinteresadamente con sustancias recicladas y tecnología universal.

Es capaz de fabricar medicamentos tales como tranquilizantes, analgésicos, somníferos, antibióticos, inmunomoduladores, antihipertensivos, hormonas, etc. De una manera eficaz, exquisita, sin efectos adversos y en las dosis exactas según la necesidad.

Ahora estamos empezando a comprender el verdadero potencial de la fisiología humana, no solo en la medicina preventiva, la cual incluye hábitos de vida, alimentación y toda una serie de actitudes físicas y mentales que previenen la aparición de la enfermedad, sino también en el enorme poder curativo que posee el cuerpo.

Comenzamos a conocer el impacto de los pensamientos y las emociones en el cuerpo físico. Un cambio de mentalidad que considera que el cuerpo y la conciencia no están separados sino que son diferentes aspectos de una única realidad y que, obviamente, se influyen y se generan mutuamente.
El gran error de muchos médicos, es no tener en cuenta la inteligencia del cuerpo. Olvidan que ese organismo que representa el fruto de millones de años de exitosa evolución, sabe exactamente que hacer, si lo dejan y lo ayudan y permiten, no con técnicas invasivas, experimentales o cruentas, sino con respeto y conocimiento de su naturaleza, que pueda expresar todo su potencial curativo.

Al olvidar esto, creen, por vanidad o ignorancia, que es su “ciencia” la que cura. Y como se ve hoy en día, en la mayoría de los casos, apenas alcanza para mejorar un síntoma. Incluso en una cirugía, cuando se remueve el tumor, o la causa del trastorno, es el cuerpo el que cicatriza y el que restablece su normal funcionamiento.

Desde hace mucho tiempo se registran casos de curaciones “milagrosas” que la ciencia no puede explicar (de ahí lo de milagrosas). Personas con cáncer o con enfermedades degenerativas que un día se curan, y lo que tienen en común es que la mayoría dejaron sus tratamientos “convencionales”, ya sea químicos o quirúrgicos, y adoptaron un cambio de mentalidad y de hábitos, lo que favoreció precisamente para que el cuerpo pueda poner en marcha su capacidad de auto-curación.

Este conocimiento de nuestra verdadera naturaleza y de sus enormes posibilidades, nos conduce a un cambio de mentalidad y de actitud, dónde ya no nos podemos considerar aislados del resto, ni creer que lo que pensamos no influye en nuestro cuerpo ni en el entorno. Por el contrario, nos volvemos creadores y responsables de lo que pensamos, de lo que decimos y de lo que hacemos. Manteniendo la confianza en nuestra propia naturaleza, que no es diferente ni está aislada del resto del universo.

Universo puede parecernos una palabra muy grande, inalcanzable, relacionada con las estrellas, los planetas y el espacio exterior, pero nuestro cuerpo es un espejo del cuerpo del universo y nuestra conciencia es un espejo de la conciencia del universo.

Es muy bello, muy acogedor, somos en verdad afortunados.

La dificultad aparece cuando vivimos esta vida humana separada de todo lo demás, buscando en el exterior lo que siempre llevamos puesto.

domingo, 14 de febrero de 2010

La eternidad en un instante


¿El mundo que percibimos es en verdad real y concreto?

Primero habría que definir que es real y que es concreto.

Según el diccionario, real es un adjetivo y significa que algo tiene existencia verdadera y efectiva. Por su parte, concreto es otro adjetivo e indica que algo es sólido, compacto, material, preciso y determinado. Lo opuesto a lo abstracto.
Pero como ya está demostrado, la materia no es tan concreta ni inmutable como aparenta, de hecho en sus niveles fundamentales no se puede encontrar nada sólido, ni que se corresponda con las definiciones anteriores.

Entonces, ¿que es lo “real”?, dicho de otro modo ¿Qué tan real es la realidad?

La física moderna se plantea actualmente las mismas preguntas que los maestros espirituales se hacen desde hace miles de años: ¿Qué es la realidad? ¿Solo existe lo que percibo? ¿Si no soy conciente de algo, “eso” existe? ¿Lo que percibo como realidad, es real?

Estas son preguntas muy profundas que van más allá del intelecto y que no pueden ser respondidas con la mente lógica y razonable. El conocimiento científico solo ofrece especulaciones.
Einstein en 1930 escribía: “No cabe esperar ninguna definición mínimamente razonable de la realidad que nos rodea".

El rol de la conciencia del observador en la creación de la realidad a nivel cuántico, se presenta como uno de los grandes retos de la ciencia en la actualidad, ya que este observador al encontrarse aparentemente fuera del sistema cuántico que es abierto e impredecible, es incapaz de definir tal realidad y mucho menos, formularla, por lo que su interpretación no sólo no puede ser objetiva, sino que queda siempre en el campo de la subjetividad.

La física cuántica establece que las partículas elementales, constituyentes del átomo, no son elementos esencialmente reales dada su imprecisión existencial. Se pueden comportar como partículas en un momento dado y como ondas en el siguiente o en el anterior. Existen en un espacio y un tiempo que no reconoce el presente, saltan del pasado al futuro, y a la inversa.
El presente material sólo es reconocido como una necesidad y una arbitrariedad de la observación humana. No obstante, contradictoriamente, las partículas elementales y las ondas forman parte del fundamento de la materia.

Paradigma complejo y de difícil solución. Lo interesante es que tanto la física relativista es decir la física de lo “grande”, como la cuántica, la física de lo “pequeño” resuelven problemas siempre que no sea simultáneamente. Esta disyuntiva generó el Principio de Incertidumbre propuesto por Heisenberg, que expresa que no se puede saber con presición la ubicación y la velocidad de una partícula al mismo tiempo. Por lo tanto, la velocidad y situación de una partícula elemental solamente se puede fijar en un instante dado pero nunca se sabrá que sucederá en el instante siguiente, y tampoco si actuará como partícula o como función de onda.

A partir de aquí se plantea otra cuestión. ¿Qué poder tiene el observador en la creación de la realidad?.

El conocimiento de los elementos que nos rodean, parece ser el eslabón entre el mundo cuántico y la realidad cotidiana. Es decir, la conciencia del observador es la que hace realidad lo observado. Por este motivo la ciencia no puede responder a estas preguntas fundamentales del ser humano, quedando corta en sus objetivos, ya que su campo de acción no incluye a la conciencia.

En los planos fundamentales de la materia, la realidad cuántica es diferente según se perciba o no, según se observe o no.

Imaginemos la infinidad de trayectorias de partículas elementales y ondas que se han ordenado en el instante dinámico de la interferencia del observador, Es el cerebro el que se encarga de traducir todas estas señales potenciales, caóticas y desordenadas y proyectar una imagen coherente que conforma nuestra realidad cotidiana. Y para esto el cerebro es un experto, incluso si le falta información o esta no concuerda con lo que conoce o no es coherente, la inventa y rellena agujeros de manera que la realidad se nos manifiesta como un continuo secuencial que mantiene una coherencia ( y nuestra aparente "cordura") y esto nos da la impresión de un tiempo que corre de manera lineal y una realidad sólida e inmutable.

Una ilusión...

Electrones que antes de la percepción del observador eran partículas u ondas indefinidas e impredecibles, se transforman, como consecuencia de esa misma observación, en partículas y ondas de carácter formal, mediante unos fotones invisibles que responden a la llamada del observador.

La conciencia está en estado latente en la materia, por lo que no es extraña ni ajena al mundo cuántico: las partículas elementales asocian los cambios en su medio a la interferencia del observador.

Existe un diálogo inexplicable entre el hombre y la partícula.

La conciencia brota a partir de una relación de fotones virtuales coherentemente ordenados a nivel cuántico en el cerebro.

Desde la física cuántica se puede afirmar que la realidad no es más que un holograma constituido por partículas elementales ordenadas en nuestro cerebro.

¿Pero que pasa realmente? Que procesos ocurren en la neurona para que todos estos sucesos se traduzcan en una realidad concreta.

Por supuesto hay teorías y distintos puntos de vista. Penrose y Hameroff (conciencia cuántica) piensan que la conciencia emerge de la actividad en los microtúbulos de las neuronas, que reunirían las condiciones para que en su interior ocurran fenómenos cuánticos. En fin, es una explicación inteligente con fundamentos neurofisiológicos, pero no llega a explicar desde el punto de vista científico la naturaleza de la conciencia.

Nuestra conciencia individual, es decir, la percepción subjetiva que tenemos del mundo y de nosotros mismos, se encuentra inevitablemente conectada a una conciencia previa o protoconciencia, la que llamamos conciencia universal.

Por eso cuanto más seamos concientes de esta conexión, más tendremos el poder para influir en la materia y la percepción de la “realidad” será diferente: más profunda y más equilibrada.

Podemos cambiar nuestra percepción del mundo y de nuestra vida si comprendemos y realizamos la verdadera naturaleza de la "realidad".

Si vemos nuestra vida con perspectiva, podremos entender y aceptar la impermanencia y la fugacidad de la existencia e ir más allá de los límites de la individualidad.
Como decía Einstein: “Lo importante es conocer el pensamiento de Dios, lo demás son detalles…”. Pero este pensamiento no es ajeno a nuestra naturaleza, es nuestra esencia, pura y original.

El observador que cambia de lugar y observa ( y se observa) desde una perspectiva universal. Es la gran mente, el pensamiento cósmico que lo abarca todo. Un despertar a nuestra auténtica naturaleza

Un cambio de dimensión... la eternidad en un instante.

martes, 9 de febrero de 2010

Los 5 aspectos de la conciencia


La conciencia es la fuerza invisible que nos mantiene vivos. Es la energía espiritual y psíquica, la parte divina del ser, de naturaleza esencialmente luminosa. No tiene sustancia, pero anima y proporciona expresión y apariencia a la sustancia, es decir al cuerpo físico.

Puede decirse que es el espíritu del cual surgen todas las cosas. Es la conciencia universal que da vida a todas las existencias, incluso la realidad material que conocemos es creada por la conciencia.

La naturaleza luminosa del ser, esta energía espiritual, se particulariza en el ser humano en cinco aspectos: Hun, Shen, Yi, Po y Zhi , que arraigan en los cinco órganos principales (hígado, corazón, bazo, pulmón y riñón) y están relacionados con los cinco movimientos o elementos.


Para ampliar un poco más y aclarar la cosa. Una de las teorías fundamentales de la medicina china y de su base filosófica, es la teoría de los 5 elementos o movimientos. Y dice que todo en la naturaleza corresponde a uno de estos 5 elementos, que son: madera, fuego, tierra, metal y agua. También se los llama movimientos, ya que están en permanente transformación e interrelacionados entre sí de forma dinámica.


Hun, se relaciona con el cielo, y reside en el hígado. Genera los proyectos y gobierna el inconsciente. Desencadena los impulsos necesarios para emprender una acción. Es el que se encarga de crear un entorno favorable y armonioso, mediante sus características de confianza, flexibilidad y de “ver” lejos. En la medicina china el hígado es el general, o sea, es el que se encarga de que las "órdenes" superiores lleguen a todos los niveles. Se halla en relación con el atavismo, adicciones, el instinto hereditario, la fuerza de la palabra, las pulsiones y las pasiones. Controla la imaginación y desempeña un papel esencial en todo acto de creación.
Se relaciona con la fe, con el deseo previo que genera la motivación necesaria para emprender cualquier acción. Es la fuerza expansiva de la madera que nutre el fuego de la acción. Cuando se bloquea su energía se transforma en enojo, ira, frustración, rigidez y pueden aparecer una multitud de trastornos físicos (digestivos, circulatorios, ginecológicos, alergias, insomnio, cefaleas, reumatismos, etc.)



Shen, que en este caso es otro de los aspectos de la conciencia, designa toda la actividad anímica de la persona. Corresponde al fuego. Que se traduce en calor, acción, motivación y compasión. Se dice que el Shen de una persona reside en el corazón y se puede ver fácilmente en sus ojos. Los ojos de alguien que tiene buen shen centellean y están vivos. Se puede observar, por otro lado, en los ojos “sin vida” de una persona muerta. En la medicina china, el corazón es el emperador, es el encargado de armonizar todos los otros aspectos, de transformar los estímulos en respuestas convenientes. Podríamos decir que todo pasa por él. Es la sede de las emociones.

Cuando el shen, el espíritu, esta perturbado y no está armoniosamente en su “casa”, es decir en el corazón, la persona tiende a sufrir de insomnio, intranquilidad o de trastornos emocionales. Si la situación persiste y se agrava puede llegar al daño físico: cardiopatías, hipertensión arterial, mala absorción intestinal, etc.



Yi se relaciona con la tierra y con la energía del bazo y el estómago. Es la parte de nuestra mente responsable del registro de las experiencias, de su clasificación, conservación, compilación y reformulación. Directamente unido a la memoria, gestiona la capacidad de integrar y reproducir informaciones. Permite la reflexión profunda y un exceso, como la rumiación, puede convertirse en obsesión y preocupación, afectando generalmente el tracto digestivo (malas digestiones, gastritis, úlceras, colon irritable, etc.) Ocupa siempre un lugar central, actúa en la transformación de la energía material en espiritual, y su insuficiencia puede afectar incluso al sistema glandular.

Po, corresponde a las características del metal, y está asociado al pulmón y al intestino grueso. Cuya función es de purificación e interrelación directa con el medio externo. Es el ministro de relaciones exteriores que además tiene ingerencia en los asuntos internos. Es la parte de la conciencia más corporal, determina las acciones y reacciones del organismo destinadas a escoger, sin que intervenga la mente, lo que es útil para su supervivencia y a rechazar lo que le es perjudicial. Se expresa en los instintos primarios (succión, deglución e incluso defecación), y más particularmente en el instinto de conservación, vinculado al apego inconsciente al cuerpo. Si no respiramos, morimos. El pulmón es la sede del coraje.

Una insuficiencia en la energía del pulmón conlleva problemas respiratorios, asma, debilidad, depresión y tristeza. La respiración es el puente que conecta el mundo visible con el invisible, es decir, nuestra realidad física con los planos más sutiles de la existencia.


Zhi habita en el riñón y está asociado al agua. En su aspecto luminoso se refleja como sabiduría. Corresponde a la voluntad, a la determinación, a la capacidad para realizar una intención. Aporta autoridad y afirmación al yo.

Cuando es débil o insuficiente se manifiesta como miedo e incluso pánico. La energía del riñón nutre las médulas (ósea, espinal) y por lo tanto influye en el cerebro. Cuando la persona agota sus reservas energéticas y su esencia vital, que también se atesora en los riñones, envejece, entonces las funciones cerebrales comienzan a declinar y su vida se acorta. Es el ministro de finanzas, que atesora y distribuye los recursos.

Hoy en día el exceso de deseos, el estrés y la falta de ejercicos contribuyen a agotar la esencia vital del individuo y la aparición de envejecimiento precoz, mala calidad de vida, pérdida de capacidades intelectuales y enfermedades como el Alzheimer, se hacen más evidentes.
Por eso los sabios taoístas desarrollaron técnicas para acumular la energía (chi) y aumentar la fuerza vital a fin de prolongar la vida y expandir sus posibilidades. Longevidad y sabiduría.
La práctica regular de zazen, chi kung, tai chi chuan e incluso yoga, aportan la calma necesaria, favoreciendo la armonía entre estos 5 aspectos y fortaleciendo la energía vital.

sábado, 6 de febrero de 2010

La vida íntima del cerebro



Una pregunta que la ciencia se hace desde el siglo XIX: ¿como es que el cerebro humano consume el 20% de la energía del cuerpo, cuando su peso sólo representa el 2% de la totalidad?.

Algunos investigadores han tratado de resolver este interrogante.

Luego de numerosos estudios demostraron que el cerebro consume muy poca energía para responder al entorno pero que gasta de manera constante una gran cantidad.para mantener sus propios procesos.

"El 60-80% de la energía del cerebro se dedica a mantener la conexión entre neuronas. El resto, entre un 0,5% y un 1%, se dedica a responder a las demandas del medio exterior".

El cerebro recibe de forma constante señales del exterior que procesa y, poco a poco, va forjando redes neuronales, en función de la información que recibe.

Muchos científicos debaten sobre este tema desde hace décadas. Hasta ahora, hay dos teorías principales que postulan situaciones diferentes. La primera dice que se consume más o menos energía de acuerdo a la situación que la persona atraviesa o al problema que se le presenta. Este punto de vista plantea que el cerebro es fundamentalmente reflexivo, impulsado por las exigencias momentáneas del medio ambiente.

La otra, que ahora parece confirmarse, señala que el cerebro constantemente genera un consumo alto de energía. De esa manera puede mantener disponibles los recursos necesarios para que el sujeto pueda reaccionar ante los estímulos que se generan en su entorno. Esta última teoría , indica que el cerebro se mantiene activo lo que implica el mantenimiento de la información para interpretar, responder e incluso predecir las demandas del medio ambiente.

El cerebro nunca descansa, incluso está activo mientras dormimos. Su actividad se refleja en los distintos tipos de ondas cerebrales.

Los avances tecnológicos, en particular, en la neuroimagen, han provocado una reevaluación de estas dos perspectivas.

Así mediante resonancia magnética y tomografías computadas se estudiaron los cambios en la circulación cerebral y en su metabolismo (consumo de energía). Los estudios han revelado que la energía adicional necesaria para las respuestas del cerebro es extremadamente pequeña en comparación con la cantidad de energía que el cerebro normal gasta de forma contínua.

Resuniendo, se estima que más de las ¾ partes del presupuesto de energía del cerebro, se utiliza para los soportes de comunicación entre las neuronas y su relación con otras células.

Hay otro factor, y es la gran plasticidad del cerebro.

El cerebro humano adulto, en condiciones normales, puede generar nuevas neuronas.

Estas nuevas células se producen en el hipocampo, región relacionada con la memoria y el aprendizaje. Las células madre, origen de esas neuronas, pueden constituir así una reserva potencial para la regeneración neuronal de un sistema nervioso dañado.

Recientes estudios apuntan hacia nuevas líneas de investigación, las cuales se basan en la observación de cerebros que han sufrido traumas y en el que se han encontrado neuronas donde debiera haber habido tejido cicatrizal. Ello apunta a que, dado el caso de necesitar las regiones dañadas, las células gliales debidamente estimuladas por las células T o timocitos, pudieran recibir la información que codifique un cambio en su estructura; llegando a transformarse en una neurona.

"El cerebro de un niño humano, a diferencia del de cualquier otro animal, se triplica en tamaño durante su primer año de vida"

La carga de energía adicional asociado con las exigencias momentáneas del medio ambiente puede ser apenas del 0.5 a 1.0% del total del presupuesto de energía.

Evidentemente esto implica que la actividad intrínseca del cerebro puede ser mucho más importante que la actividad reactiva con el medio externo.

A diferencia de los ordenadores (lo que está en blanco permanece en blanco) el cerebro no pierde el tiempo ni desaprovecha las supuestas regiones 'no usadas'. Dada su gran capacidad para optimizar la energía, las neuronas siempre interaccionan evitando así un costo mayor, por lo que las regiones 'no usadas' pasan a convertirse simplemente en regiones poco optimizadas. Una neurona sin usar es más costosa de mantener que cuando está conectada a un entramado sináptico o red neuronal. Por ello, cuando una neurona queda aislada del resto, su tendencia es a morir, y no a quedar en blanco

El cerebro al parecer utiliza la mayor parte de su energía para funciones desconocidas u “ocultas” aun.

Esto se relaciona con lo que es conciente y lo que es inconciente. Nuestra “realidad cotidiana” conciente, representa apenas una pequeña fracción de toda la información que recibe y gestiona el cerebro a cada segundo. Por eso, el verdadero poder está en el inconciente, el mar de pura potencialidad de donde surgen todos los fenómenos.

Podríamos hacer un paralelismo, en términos astronómicos, con la energía oscura del universo, ¿Qué sabemos acerca de la energía oscura?.
El lado oscuro del cerebro

Hay un hecho que desconcierta a astrofísicos y astrónomos: la mayor parte de la masa del Universo no se puede ver, y, lo que es peor, ni siquiera se sabe de qué está compuesta. Es una fuerza repulsiva, de origen desconocido, capaz de acelerar la expansión del Universo (independientemente de cuál sea su densidad), y las últimas mediciones de supernovas lejanas parecen justamente indicar una aceleración en la expansión. Debido a la relación entre energía y masa establecida por la teoría de la relatividad, esta fuerza, ya sea que provenga de la constante cosmológica o de otro origen, jugaría un papel similar al de la materia oscura.


Sin duda arrojar algo de luz sobre el enigma de la materia oscura (y de su fiel amiga, la energía oscura) es uno de los desafíos científicos más grandes para esta época que nos toca vivir.
Aunque por ahora parece poco probable, nadie puede negar la posibilidad de que, en un futuro no muy lejano, se hable nostálgicamente de la materia y de la energía oscura como de un invento que intentaba cubrir algunas de las tantas cosas que ignoramos del sorprendente y misterioso Universo en el que vivimos. Sino, basta con ver como hace unos 500 años se debatía si la Tierra o el Sol eran el centro del universo. Hoy hasta un niño sabe la respuesta.

Volviendo al cerebro. En post anteriores veíamos que el ser humano esta hecho a imagen y semejanza del universo. Con materiales y tecnología cósmica. En muchos aspectos somos completamente ignorantes de los misterios y posibilidades que guarda nuestra propia naturaleza. Nuestro inconciente. Estamos aprendiendo, evolucionando. Creo que por esto mismo no debemos dejar de aprender y de tratarnos (a nosotros y entre nosotros mismos) como lo que somos: creaciones únicas que atestiguan en si mismas el misterio y la belleza de la creación.

Esto nos lleva a concluir que el cerebro humano es lo más eficiente en cuanto a consumo y transformación de energía se refiere, que podemos encontrar en este universo. Es una verdadera fuente transformadora de energía y un ejemplo a seguir por los estudiosos de la termodinámica.

Podemos preguntarnos qué sentido o significado tiene, o qué función desempeña, esta asombrosa capacidad del cerebro humano que reside en su optimizada manera de memorizar y en su constante aumento de la velocidad para procesar información. Una respuesta es que esa dotación gigantesca, que ese potencial ilimitado, está ahí, esperando a que se le enseñe cual es la disposición sináptica óptima (lo que se traduce en mejor funcionamiento y capacidad de adaptación) que permitirá a las especies más evolucionadas, subsistir por más tiempo sobre la tierra.

En términos personales esto implica que debemos cuidar nuestro cerebro. Borrando la falsa información, los programas inútiles, los "virus" en el sistema, las emociones parásitas. Aprender a pensar, a respirar, a alimentarse correctamente y a descansar. Para que las neuronas estén bien nutridas y oxigenadas, y puedan optimizar su funcionamiento.

Esto se traduce en salud, felicidad y una vida mas inteligente.