jueves, 14 de noviembre de 2013

¿Qué es el cannabis medicinal?



El cannabis medicinal, también conocido como marihuana médica y medi-wiet, es el cannabis que tiene el fin de tratar o aliviar un síntoma, una dolencia o una enfermedad en lugar de propósitos recreativos o espirituales. Todo cannabis que contenga una cantidad efectiva de cannabinoides activos (es decir, que no sea cáñamo industrial) puede considerarse cannabis medicinal si se usa para dicho propósito.

La historia del uso de la marihuana medicinal se remonta a las fases primigenias de la medicina y la farmacología, cuando los humanos empezaron a usar deliberadamente las plantas por sus efectos sobre el cuerpo en lugar de como fuente de alimento. La primera mención de que hay constancia del uso del cannabis en un contexto médico procede de la Shennong pên Ts’ao ching (la Gran [enciclopedia] Herbal del Emperador Shennong), uno de los primeros textos de la medicina herbal que data del 2700 a. C.

El cannabis siguió siendo parte esencial de incontables medicamentos, desde el jarabe para la tos hasta los preparados digestivos, desde los analgésicos hasta los parches para callos. Después de los opiáceos, el cannabis era el extracto medicinal de plantas más recetado, hasta que fue prohibido en muchas zonas del mundo durante la década de los treinta.

Afortunadamente, el redescubrimiento en décadas recientes de las ventajas naturales de la marihuana como medicina ha conducido a un resurgimiento en su utilización. En la actualidad, la mayoría de pacientes optan por medicarse utilizando el cannabis en su forma natural, en lugar de concentrado o en versiones sintéticas. El cannabis herbal y sus extractos pueden permitir un mayor control y una mejor determinación de la dosis, y también pueden aportar un repertorio más extenso de cannabinoides, muchos de los cuales parecen tener interacciones beneficiosas al ser administrados a la vez.

Hay muchos estudios sobre el uso de la cannabis en el contexto de un medicamento. El uso de drogas en general, requiere una prescripción, y la distribución se realiza habitualmente dentro de un marco definido por las leyes locales. Hay varios métodos para la administración de dosis entre ellos, vaporizando o fumar los capullos del cannabis, beber o comer extractos de cannabis, el THC y tomando pastillas sintéticas. El uso de Cannabis reduce la presión ocular mejorando notablemente la lesión por glaucoma. El Cannabis medicinal ha demostrado en series de casos reducciones de la PIO alrededor de un 24%, Estudios en pacientes con glaucoma de ángulo abierto lograron reducciones del 60–65% de los pacientes.

Legalidad

El uso medicinal del cannabis es legal en un número limitado de territorios en todo el mundo, entre ellos: Canadá, Alemania, Austria, Holanda, España, Israel, Finlandia y Portugal. En Estados Unidos, quince estados han reconocido la marihuana medicinal: Alaska, Arizona, California, Colorado, Hawái, Illinois, Maine, Míchigan, Montana, Nevada, Nuevo México, Oregón, Rhode Island, Vermont y Washington.

Usos médicos del CannabisHay mucha diferencia sobre el conocimiento del uso médico del cannabis y los cannabinoides en las distintas patologías. Mientras para las nauseas y vómitos asociados a la quimioterapia contra el cáncer, anorexia y caquexia en el VIH/SIDA, crónico, en especial el dolor de origen neurológico, espasticidad en la esclerosis múltiple y lesiones medulares hay gran evidencia de su beneficio como medicamento, para otras muchas indicaciones como la epilepsia, pruritos y depresión hay menos datos disponibles. En cualquier caso, la evidencia científica para una indicación determinada no refleja necesariamente el actual potencial terapéutico para una enfermedad dada.

Sugeridos por el buen resultado obtenido en experiencias anecdóticas en pacientes que utilizaban los productos de la planta de cannabis "en bruto", se han llevado a cabo estudios clínicos con cannabinoides aislados, con preparados de la misma planta (cannabis fumada, extracto de cannabis). El efecto antiemético, estimulante del apetito, relajante, analgésico, y como tratamiento para el Síndrome de Tourette han sido descubiertos de esta forma.

Observaciones accidentales han mostrado también otros efectos terapéuticos. Esto ocurrió en un estudio con pacientes de Alzheimer en el que el primer objetivo era evaluar el efecto estimulante del apetito del THC, no solo hubo un aumento del mismo y ganancia de peso sino que se observó una mejoría en el comportamiento de los estudiados. El descubrimiento del descenso de la presión intraocular mediante la administración de THC a principios de los 70 fue también accidental. Otras indicaciones de interés que aún no han sido científicamente investigadas, pero frecuentes en la práctica clínica habitual, pudieran tener beneficio con un tratamiento con cannabis o cannabinoides. Por este motivo, se han realizado encuestas preguntando a aquellos que usan cannabis con fines terapéuticos, bien mediante entrevistas orales no protocolizadas en el curso de una investigación por parte de un organismo oficial o por una institución científica (la "House of Lords Select Comitte on Science and Technology" de Gran Bretaña o el "Institute of Medicine" de EE.UU.) sobre el potencial terapéutico del cannabis, o bien usando encuestas protocolizadas anónimas.

Nauseas y vómitos: 

El tratamiento para los efectos secundarios asociados a la terapia anti neoplásica ha sido una de las indicaciones terapéuticas más documentadas, con alrededor de 40 estudios (con THC, nabilona, otros análogos al THC, cannabis) y la mayoría de los estudios se llevaron a cabo en los 80. El THC administrado de forma aislada necesita dosis relativamente altas, por lo que comparativamente es más frecuente la aparición de efectos secundarios. En un estudio el THC se mostró menos eficaz que altas dosis de metoclopramida. No hay hechas evaluaciones que comparen al THC con los modernos antagonistas serotoninérgicos. Algunas recientes investigaciones han demostrado que a bajas dosis el THC mejora la eficacia de otros fármacos antieméticos cuando se administran juntos. En la medicina tradicional los cannabinoides son muy populares y a menudo se han usado para las nauseas provocadas por otras enfermedades, como el SIDA y la hepatitis.

Anorexia y caquexia:

Se ha observado una estimulación del apetito como efecto del THC cuando se ha administrado en forma fraccionada una dosis total de 5 mg. al día. Cuando es necesario, la dosis diaria se puede incrementar hasta 20 mg. En un estudio a largo plazo con 94 pacientes de SIDA el efecto estimulante del apetito del THC continuó durante varios meses, confirmándose los beneficios obtenidos en un estudio corto de 6 semanas de duración. El THC aumentó el apetito al doble en una escala analógica visual en comparación con el placebo y los pacientes tendían a mantener el peso corporal a partir de los siete meses. También se han obtenidos datos satisfactorios en cuanto a ganancia de peso en un estudio con 15 pacientes de Alzheimer's que se habían negado a comer.

Espasticidad:

En muchos ensayos clínicos con THC, nabilona y cannabis, se observó un efecto beneficioso en cuanto a la espasticidad causada por esclerosis múltiple o lesiones de médula espinal, así como una mejoría del dolor, la parestesia, los temblores y la ataxia, y en la medicina popular hay referencias de mejoría del control de esfínteres. También hay algunas evidencias anecdóticas de beneficio del cannabis en la espasticidad causada por lesiones cerebrales.

Enfermedades del movimiento:

Hay algunos informes anecdóticos acerca del beneficio terapéutico del cannabis en el síndrome de Tourette's, en la distonía y la disquinesia tardía. El uso en el síndrome de Tourette's está actualmente empezándose a investigar en estudios clínicos y mientras muchos pacientes sólo muestran una mínima mejoría, algunos consiguen una respuesta considerable o el control total de los síntomas. En algunas pacientes de esclerosis múltiple se ha observado beneficio en la reducción de la ataxia y los temblores tras la administración de THC. A pesar de haber casos anecdóticos publicados de mejoría en el parkinsonismo y en la enfermedad de Huntington, no se han podido objetivizar dichos datos. Sin embargo, los productos derivados del cannabis pueden ser útiles en la disquinesia inducida por el tratamiento con levodopa en la enfermedad de Parkinson sin que se produzca un empeoramiento de los síntomas principales.

Dolor:

Estudios clínicos amplios han probado las propiedades analgésicas de los derivados del cannabis. Entre las posibles indicaciones están el dolor neurológico de la esclerosis múltiple, el originado tras causar daño al plexo braquial, en la infección por VIH, la artritis reumatoidea, el cáncer, el dolor de cabeza, la dismenorrea, la inflamación crónica intestinal y las neuralgias.

Glaucoma:

En 1971, durante una investigación metodológica de los efectos sobre la salud en usuarios de cannabis, se observó que el cannabis reduce la presión incraocular. En los siguientes 12 años se llevaron a cabo un gran número de estudios con cannabis y distintos cannabinoides naturales y sintéticos sobre los efectos en el organismo humano así como en pacientes de glaucoma, observándose que el cannabis desciende la presión intraocular en un rango de 25-30%, llegando ocasionalmente hasta un 50%. Algunos cannabinoides no psicoactivos, y en menor medida, algunos constituyentes no cannabinoides de la planta de cáñamo también decrecen la presión intraocular.

Epilepsia:

El uso en la epilepsia es también otras de las indicaciones terapéuticas clásicas del cannabis, los experimentos con animales han evidenciado el efecto antiepiléptico de algunos cannabinoides, y la actividad anticonvulsionante de la fenitoína y del diacepam se ven potenciados con el THC. Según unos pocos casos recogidos a lo largo del siglo 20, mediante el uso del cannabis, algunos epilépticos han sido capaces de controlar totalmente los síntomas. El cannabis puede ocasionalmente precipitar convulsiones.

Asma:

Los experimentos sobre los efectos anti-asmáticos del THC o del cannabis datan principalmente de los setenta y son todos estudios rigurosos. Los efectos de un cigarro de cannabis (2% de THC) o de THC oral (15 mg) respectivamente, corresponden aproximadamente con el beneficio que se obtiene con la dosis terapéutica de un broncodilatador habitual (salbutamol, isoprenalina). Dado que la inhalación de los productos del cannabis pueden irritar la superficie de las mucosas, deberían desarrollarse otras alternativas de administración sistémica junto a la vía oral. Algunos pacientes experimentaron broncoconstricción tras la inhalación de THC.

Dependencia y síndrome de abstinencia:

Según casos registrados a lo largo de la historia y en documentos recientes, el cannabis es un buen remedio para combatir el síndrome de abstinencia causado por la dependencia a benzodiacepinas, opiáceos y alcohol. Por esta razón, algunos han hecho referencia a ella como la puerta de salida de las drogas. En este sentido y según los beneficios observados, pueden ser útiles tanto en la reducción de los síntomas físicos como del estrés que ocurre tras abandonar la droga de abuso.

Síntomas psiquiátricos:

Se ha observado una mejoría en el humor en la depresión reactiva en algunos estudios con THC y hay también recogido además casos de beneficio con cannabinoides en otros síntomas y enfermedades psíquicas, como trastornos del sueño, ansiedad, enfermedad bipolar y distimia. Distintos autores han expresado diferentes puntos de vista en cuanto a los síndromes psiquiátricos y el cannabis, mientras unos enfatizan el problema causado por el cannabis otros promueven sus posibilidades terapéuticas. Muy posiblemente los productos del cannabis pueden ser beneficiosos o peligrosos, dependiendo del caso particular. Tanto el médico como el paciente deberían estar alertados y preparados para un reconocimiento sincero de ambas posibilidades.

Enfermedades autoinmunes e inflamatorias:

En una serie de síndromes dolorosos secundarios a procesos inflamatorios (por ejemplo la colitis ulcerosa y la artritis), los productos del cannabis pueden actuar no solo como analgésicos sino además con un demostrado efecto anti-inflamatorio. Por ejemplo, algunos pacientes que utilizan cannabis manifiestan necesitar menos esteroides y otros antiinflamatorios no esteroideos. Además hay algunos casos registrados de beneficio en pacientes con diversos trastornos alérgicos que se han automedicado con cannabis. Aún no está claro el mecanismo por el cual los productos del cannabis benefician determinadas enfermedades autoinmunes.

Miscelánea, síndromes mixtos:

Hay recogidos una serie de casos de buenos resultados obtenidos en situaciones médicas de difícil clasificación, como los pruritos, el hipo, el síndrome de déficit de atención, la hipertensión arterial, el tinnitus, el síndrome de fatiga crónica, el síndrome de las piernas inquietas, entre otras. Han sido descritas por diferentes autores cientos de posibles indicaciones para el cannabis y el THC. Por ejemplo, en tres pacientes con prurito secundario a enfermedad hepática fueron eficaces de 2'5 a 5 mg de THC. Otro ejemplo es el de los satisfactorios resultados en el tratamiento de un caso de hipo crónico secundario a una intervención quirúrgica. Ninguna medicina le era eficaz, pero tras fumar un cigarro de cannabis le desaparecían completamente los síntomas.

Los productos del cannabis muchas veces muestran muy buenos resultados en enfermedades con síntomas múltiples que entran dentro del espectro terapéutico del THC, como por ejemplo, en situaciones dolorosas de origen inflamatorio (como en la artritis), o que acompañan a espasmos musculares (como en los espasmos menstruales o en lesiones de la medula espinal) o en enfermedades en las que coinciden nauseas y anorexia con dolor, ansiedad y depresión (por ejemplo en SIDA, cáncer, hepatitis C).


Publicado por Sergio Giacobone en Música y Quarks



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